Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles descubrieron que la variación emocional, en respuesta a las melodías, ayuda a formar recuerdos más destacados, intensos y perdurables. Este hallazgo podría ayudar a tratar trastornos como el estrés postraumático y la depresión.
La relación entre la música y la memoria es poderosa. Evoca emociones intensas que luego traen recuerdos. Cuando se escucha una canción de hace años, se suele sentir que se viaja de vuelta a ese momento y reaparecen imágenes y sentimientos.
Los recuerdos se dividen en episodios separados, todos los cuales pasan a formar parte de la narrativa personal. Cómo las emociones dan forma a este proceso de formación de la memoria es un misterio que la ciencia apenas ha comenzado a desentrañar.
La última pista proviene de psicólogos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), que han descubierto que las emociones fluctuantes provocadas por la música ayudan a formar recuerdos separados y duraderos. El estudio, publicado en Nature Communications, utilizó música para manipular las emociones de voluntarios que realizaban tareas sencillas en una computadora. Los investigadores descubrieron que la dinámica de las emociones de las personas moldeaba experiencias que de otro modo serían neutrales y las convertían en eventos memorables.
La licenciada Jorgelina Benavídez, musicoterapeuta, M.N.269, coordinadora del Equipo Musicoterapia INECO, directora del Departamento de Terapias basadas en las Artes de INECO, explicó a Infobae que la música nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida:
“Acompaña los diferentes hitos o acontecimientos importantes que tienen que ver con nuestro desarrollo, crecimiento, las diferentes etapas vitales entonces hace a nuestra identidad. Cada uno de nosotros podría armar una banda sonora con aquella música o canciones que realzaron los distintos acontecimientos, en nuestra infancia, adolescencia, la asociada a nuestro primer amor, a nuestra graduación, a los amigos, la familia el casamiento y así toda la vida”, indicó la experta.
Mason McClay, estudiante de doctorado en psicología de la UCLA, autor principal del estudio, afirmó que según sus investigaciones: “Los cambios en las emociones evocadas por la música crearon límites entre los episodios que hicieron que fuera más fácil para las personas recordar lo que habían visto y cuándo lo habían visto”. “Creemos que este hallazgo tiene una gran promesa terapéutica para ayudar a las personas con trastorno de estrés postraumático y depresión”.
A medida que pasa el tiempo, las personas necesitan agrupar información, ya que hay demasiado para recordar (y no todo es útil). Dos procesos parecen estar involucrados en convertir experiencias en recuerdos a lo largo del tiempo: el primero integra nuestros recuerdos, comprimiéndolos y vinculándolos en episodios individualizados; el otro expande y separa cada recuerdo a medida que la experiencia retrocede hacia el pasado.
Hay un tira y afloja constante entre la integración de recuerdos y su separación, y es este tira y afloja lo que ayuda a formar recuerdos distintos. Este proceso flexible ayuda a una persona a comprender y encontrar significado a sus experiencias, así como a retener información.
“Es como poner objetos en cajas para almacenarlos a largo plazo”, dijo el autor de la investigación David Clewett, profesor asistente de psicología en UCLA. “Cuando necesitamos recuperar una información, abrimos la caja que la contiene. Lo que esta investigación muestra es que las emociones parecen ser una caja eficaz para realizar este tipo de organización y hacer que los recuerdos sean más accesibles”.
Explicó Benavidez: “Podemos decir que la música tiene el potencial de quedar asociada fuertemente a vivencias personales, por eso hablamos de una memoria episódica musical. En consecuencia, al volver a escuchar esta música recibimos recuerdos y emociones, ya sea emociones positivas o negativas, que de manera profunda quedaron asociadas a dichas memorias autobiográficas. Por eso, consideramos que no hay que dar por sentado que una música por más ritmo alegre que tenga pueda ofrecer un impacto positivo para todas las personas, porque quizás para alguien no lo es porque quedó asociada a un trauma a un momento difícil de su vida o a una situación que no quiere volver a recordar y puede generar malestar en el momento que la escucha o facilitarle el recuerdo no deseado o traumático”.
Y agregó: “Cuando uno revive el recuerdo lo hace en todos los niveles, no solo el nivel fisiológico sino también a nivel emocional cognitivo entonces, por eso hay que tener conciencia de que la música queda asociada fuertemente a nuestras vivencias personales y al volver a escucharla, podemos recordar o evocar ese recuerdo en todos sus niveles”, precisó la musicoterapeuta.