En un episodio que conmociona a Córdoba, una adolescente de 17 años sufrió la pérdida total de la visión de su ojo izquierdo luego de recibir el impacto de un balín disparado por un oficial con una pistola Byrna, un arma catalogada como no letal.
El hecho ocurrió el pasado domingo alrededor de las 17:30, cuando efectivos policiales acudieron al barrio Zepa en respuesta a los ataques con piedras contra colectivos. Fuentes oficiales confirmaron que, tras detener a dos hombres, decenas de personas —entre vecinos y familiares— se acercaron a la comisaría arrojando proyectiles, lo cual derivó en heridas leves a cuatro policía.
En ese contexto, un policía empleó un arma Byrna para repeler la agresión. Sin embargo, una posta impactó directamente en el rostro de la menor, causando una lesión irreparable .
El fiscal a cargo, Andrés Godoy, investiga el caso junto a testimonios de familiares, vecinos y personal policial, además de analizar videos caseros donde se ve claramente que el disparo se efectuó a la altura del rostro y no hacia el suelo, como indican los protocolos.
Por su parte, el abogado Carlos Nayi —quien representa a la familia— afirmó que el uso de la arma fue “un ataque brutal y despiadado” fuera de protocolo, remarcando que “se alejó de la digna función de prevenir” y se disparó “en plano horizontal a la cabeza”. La familia planea constituirse como querellante y exigir que se llegue al fondo de la investigación.
El policía identificado como autor del disparo enfrenta un sumario administrativo por parte del Órgano de Control Disciplinario, pero continúa en funciones mientras no haya una determinación judicial o disciplinaria.
Según informan distintos medios, desde 2023 la fuerza policial de Córdoba fue capacitada en el uso de armas Byrna, con énfasis en disparos dirigidos únicamente al suelo o extremidades, y bajo ninguna circunstancia a la cabeza.
Entre las versiones sobre el origen del conflicto, la Policía sostiene que todo se originó tras la detención de personas que apedreaban colectivos, mientras que testigos apuntan a tensiones previas en el barrio por la reciente llegada de habitantes reubicados desde asentamientos como Miralta y El Platito.