Santiago Cafiero se volvió tendencia en Twitter, por la viralización de su discurso en la ExpoDubai2020 con un inglés muy defectuoso. Amén de los problemas de pronunciación del canciller, la orientación de la gira por los Emiratos Árabes era clara: rematar activos nacionales en búsqueda de poder hacer algún anuncio que simule que el país deja atrás la huelga de inversiones.
Días antes Cafiero había anunciado como una gran noticia el financiamiento de los Fondos Soberanos de Medio Oriente por 1.000 millones de dólares para obras de infraestructura, especialmente energética. Tras la vaguedad del anuncio, según el cual los rubros de inversiones van desde energía e hidrógeno hasta vivienda, se precisó que en realidad se trabaja en una cartera de proyectos que podría llegar a 550 millones en 2022 y el resto en 2023, pero son conversaciones abiertas. En realidad, la comitiva argentina vuelve sin nada concreto bajo el brazo.
Claro, estos grandes capitales derivados de las explotaciones petroleras exigen garantías antes de invertir un solo dólar. Como le pasó a Martín Guzmán en su reciente viaje a Houston, donde fue a tentar a las grandes multinacionales a invertir en Vaca Muerta, se topan con los reparos que existen al cepo cambiario que dificulta repatriar después utilidades. En vistas de esta precariedad, trascendió que la condición que formulan desde Emiratos Árabes es la entrada en vigencia de un tratado firmado con el gobierno de Macri que asigna la potestad para resolver los posibles conflictos por incumplimiento de contrato en los tribunales internacionales.
Desde el gobierno niegan esa posibilidad, pero eso no despeja sino que ennegrece el panorama de las supuestas inversiones. En realidad, es la tónica general. El intento de presentar que se abre un curso de atracción de capitales al país es un fiasco, que apenas puede disimular una orientación de entrega. El proyecto de hidrógeno verde de la australiana Fortescue está condicionado a que le permitan birlar el cepo (una suerte de reedición de pacto secreto con Chevron). El ingreso a la Nueva Ruta de la Seda de China es una inserción colonial. Para el caso de los Emiratos Árabes, se evidencia en que casi todas las exportaciones son productos primarios (entre derivados minerales y cereales conforman más del 75%).
En conclusión, independientemente de los defectos de su dicción en inglés, lo que es claro es el norte de entrega de los activos nacionales que persigue el gobierno del Frente de Todos, que para colmo redunda en fracaso. Es necesario romper esta inserción colonial en el mercado mundial, algo incompatible con la subordinación a los dictados del FMI. Contra el parasitismo de la clase capitalistas que gobierno la Argentina, solo los trabajadores puede ofrecer un curso de desarrollo nacional.
Fuente: Prensa Obrera.