Agustina Gonzalez tiene asistencia perfecta desde jardín.

 

La joven vive en Monte Grande y tiene 9 de promedio. Sale a las 7 y regresa cerca de las 11. Toma colectivo, tren y subte para llegar a la universidad.

Lima y avenida Independencia, sobre uno de los accesos que tiene la UADE, la Universidad Argentina de la Empresa, en su sede ubicada en el barrio porteño de Monserrat. Un aire universitario rodea el ambiente: estudiantes que entran y salen, docentes que empiezan o terminan su jornada laboral y algún alumno en la vereda de enfrente que con su cabeza frena los huevos y la yerba que sus compañeros le tiran, y con su mano se encarga de empuñar una bengala de color verde. Diferentes símbolos que refieren a la obtención de alguna licenciatura. De fondo, la estruendosa 9 de Julio.

Lucía Merle, fotógrafa de Clarin, busca los mejores ángulos posibles para fotografiarla con la dificultad de que tanto la fachada de la universidad que da a la calle Lima como el hall central, están tapados por andamios de refacciones y remodelaciones.

Cámaras, fotos y entrevistas no son novedad a lo largo de los últimos diez años en la vida de Agustina Gonzalez. La joven de 21 años, de Esteban Echeverría, desde los 3, cuando iba al jardín de infantes del Colegio San Agustin de Monte Grande, hasta la finalización del secundario en el Vicenta Vidal Bou de Luis Guillón, jamás faltó a clases, y además, concluyó su paso por la escuela con un promedio cercano al 9.

Ahora ​está a punto de obtener su licenciatura universitaria con el mismo nivel de calificaciones y de asistencia. Además trabaja.