Una de las grandes incógnitas que presenta la flamante gestión económica es el tiempo de tolerancia que tendrá el mercado para comenzar a ver resultados concretos. Los días pasan y las medidas de fondo no terminan de aparecer.
La única medida que ha avanzado a paso firme ha sido la quita de subsidios al sector privado en materia energética. La medida como fue concretada no corrige determinadas distorsiones en el uso y valor de la energía, solo esconde fines fiscales. El Gobierno planea disponer de un ahorro fiscal en torno a los 47.500 millones de pesos para lo que queda de este 2022 y de 455.000 millones de pesos para el año 2023. Es interesante porque prácticamente la mitad de este ahorro fiscal se ha gastado en bonos y recomposiciones de ingresos a los jubilados, fondos éstos malogrados con el “anticipo de ganancias” adicional impuesto a las grandes empresas que pretende recaudar 200.000 millones de pesos adicionales este año. Lo cierto es que al ser un anticipo, lo que se recauda este año no se recauda el año que viene, tiempos venideros estos que traerán consigo las tan ansiadas elecciones presidenciales, toda una garantía de despilfarro de gasto público. La realidad es que las inconsistencias no solo se limitan a este juego numérico.
Estos días se han conocido los datos de deuda actualizados por parte del Ministerio de Economía. En la gestión Alberto Fernández el Tesoro se ha endeudado en 67.500 millones de dólares más otros 50.000 millones de dólares en los que ha incrementado el stock de Leliqs y Pases del BCRA. El número es realmente impresionante: solo para ponerlo en contexto, Cristina Fernández de Kirchner se endeudó en su último mandato a razón de 48 millones de dólares diarios, Mauricio Macri a razón de 30 millones de dólares y Alberto Fernández a 120 millones de dólares diarios (dos veces y media más que Cristina Fernández de Kirchner y cuatro veces más que Mauricio Macri).
Las principales variables de la economía están en sus peores momentos y algunos datos dejan entrever la falta de consistencia que parece no ser una preocupación real en el Gobierno
Incluso en un escenario donde Massa pueda no tomar más deuda desde el Tesoro Nacional, solo en intereses de deuda remunerada del Banco Central se generarán unos 50.000 millones de dólares anuales. Todo esto sin ser otra cosa que promesa de emisión futura. Pagará más de intereses anuales que todo el dinero que está en la calle y en las cuentas a la vista de la gente. La bomba inflacionaria está encendida y la mecha es demasiado corta.
La inflación es otro de los temas que acechan a la sociedad. Ocho de cada 10 personas han cambiado sus hábitos de consumo, el 75% de los trabajadores sienten que sus salarios pierden contra la inflación y más de la mitad de la población ha tenido que modificar sus hábitos alimenticios. El desastre en el nivel de precios es colosal y marca el humor social que se va agotando a medida que pasan los días. Incluso el ajuste jubilatorio no hace más que compensar la insensata ley de movilidad jubilatoria que solo ha logrado darle a la política la herramienta del “bono” y la “ayuda de la política” como único mecanismo para recuperar poder adquisitivo. Anses se ha terminado de transformar en una gran caja de subsidios.
El desastre en el nivel de precios es colosal y marca el humor social que se va agotando a medida que pasan los días
Por último los tipos de cambio y las reservas: no hay dólares en el Banco Central y las importaciones no logran destrabarse. Pensar en inversiones o créditos provenientes del sector privado es una absoluta quimera. El campo parece no estar dispuesto a liquidar sus granos con este esquema cambiario y los créditos de organismos internacionales -de llegar en algún momento tal cual se ha anunciado- ya parecen no ser suficientes. Los dólares financieros suben sin piedad y la devaluación del tipo de cambio oficial parece un hecho que nadie concretar.
Nadie sabe cuánto es el tiempo del que dispone Massa para tratar de controlar la economía, lo que sí se sabe es que ese tiempo parece estar achicándose.
Fuente: Infobae.