Una madre recurrió a las redes sociales para denunciar que su ex pareja le quitó la tenencia de sus hijos. Teme que uno de ellos haya sufrido un abuso sexual. No quiero ser la próxima Úrsula expreso en llanto.
El desesperado pedido de Ruth se volvió viral en las últimas horas, cuando grabó un video en el que se dirige a la jueza Mónica Cecilia Fernández, titular del Juzgado Nacional en lo Civil No 84, quien decidió entregarle la guarda de sus dos hijos a su ex pareja, un abogado con varias denuncias por violencia de género en su haber.
«Cuando mi ex novio corroboró que estaba de novia en serio, con mi actual novio, me hizo una cautelar falsa y la jueza le dio el cuidado de mis hijos por seis meses sin haberme citado, sin haberme llamado, sin saber cómo soy ni qué hago, con todos dichos falsos: que ejerzo la prostitución, que soy adicta, que soy depresiva, que soy un riesgo psíquico y físico para mis hijos, que los tenía desnutridos. Está todo en el expediente», explicó este viernes en C5N.
Ruth, de 35 años, reestableció hace apenas un mes el contacto con sus hijos, que tienen 6 y 4, bajo un estricto control. «Los veo una vez por semana, 45 minutos a cada uno, supervisada por un psicólogo como si yo fuera una delincuente. El informe donde dice que la revinculación es positiva fue remitido al juzgado y mis hijos me piden volver a casa», contó.
Sin embargo «volver a casa» será complicado dado que Ruth se tuvo que mudar por seguridad, «porque él tiene un juego de llaves y entraba en mi domicilio sin que yo supiera a revisar todo, bajo la excusa de que el nene quería venir, hasta que un día lo enganché», señaló la mujer.
Mientras tanto, Ruth ve que sus hijos «no están mejor con el papá, están peor», con retrocesos en el habla y el mayor medicado con un antipsicótico. Además reveló que las psicólogas que los tratan informaron sobre la aparición de síntomas en el de 6 años que podrían indicar que fue víctima de abuso sexual.
«Ni bien me enteré hice la denuncia en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), en octubre o noviembre de 2020», aseguró Ruth, pero la causa no avanzó desde entonces y en esa dependencia llegaron a sugerirle que se mude para escapar al peligro. «El Centro de Asistencia a las Víctimas de Delitos (CENAVID) nunca me citó, a él sí lo escucharon», aseguró.
Cuando estaba en la OVD Ruth se enteró que en el sistema figuraba que la ex esposa del padre de sus hijos también lo había denunciado por violencia de género. «Su ex mujer lo denunció el 2 de dic de 2019, pero él la llevó a una escribanía para que cambiara su denuncia y le bajara el tono», aseguró.
Para Ruth el ataque judicial es la culminación de años de amenazas por parte de su ex pareja, que en calidad de abogado la amedrentó en más de una oportunidad con la posiblidad de utilizar sus contactos para perjudicarla.
«En todas las denuncias, en todos los escritos habla de su imagen y de que yo no hable de él. Mientras que todas mis denuncias son para ver a mis hijos, y respondiendo las cosas que él dice de mí», convino Ruth. «Yo no quiero ser la próxima Úrsula, no estoy nunca sola, ya solicité un botón antipánico, tengo miedo que me mate», agregó.
«(Después de que su video se hiciese viral) recibí muchísimo apoyo de mujeres que pasan lo mismo. La gente te juzga, dicen ‘qué raro que a una mamá le quiten a los hijos’. Pasa, y mucho. Más cuando una persona es abogada, tiene ciertas influencias, contactos, y yo soy una piba más del montón. A mí lo que me jugó en contra fue mi ignorancia con respecto al Derecho. Él hizo uso y abuso de sus herramientas jurídicas», sentenció.
«Mis hijos no están mejor con el papá, están peor. El más grande se empezó a hacer pis encima, lo medicaron con un antipsicótico, está agresivo, habla mal. El de 4 no habla. Antes hablaba. Presenté 10 testigos para que puedan citarlos: madres del colegio, compañeros de la vida, gente del club», expresó Ruth, pero la jueza Fernández no ordenó llamar a nadie para dar fe del desempeño de la mujer como madre.
«No tengo relación con el colegio. Es otra problemática que violó la señora jueza. Porque yo soy judía y el padre es católico, entonces los nenes estaban escolarizados en una escuela laica para no inculcarle ninguna religión y que ellos decidan. ¿Qué hace el señor? Los lleva a un colegio católico a 10 cuadras de su casa. Y la señora jueza lo avala», contó.
Ruth estuvo «aproximadamente ocho años» en pareja con el padre de sus hijos. Hace dos se separó de manera definitiva, pero antes hubo muchos hiatos «porque él siempre se enojaba por algo y se iba a casa de los padres», por lo que «siempre fue conflictiva la convivencia con él».
«De hecho, el primer año de mi primer hijo y el embarazo (del mismo), él estuvo prácticamente ausente», señaló Ruth. La violencia de género estuvo presente, de manera física y psicológica, desde el inicio de la relación.
«Es un punto que me costó años entenderlo. Él es insulino dependiente y se ponía agresivo. Se ponía violento conmigo y me decía que era porque le había bajado la glucemia. Yo no soy médica y le creía, obvio», explicó la mujer, que sufrió golpes desde 2013 pero denunció por primera vez a su pareja en 2015.
«Admito que volví con él al otro año porque volvió llorando, arrepentido. Le di una oportunidad. Te agarra culpa», relató la mujer. «Ahí nació mi segundo hijo», señaló Ruth, quien aseguró que su ex pareja «no quiere a los nenes, son un trofeo para él».
Ruth aseguró que «realmente no te das cuenta en el momento» en que empiezan a aparecer las microagresiones que luego escalan a episodios de violencia de género tanto psicológica como física: uno de los primeros episodios fue cuando él llamó a alguien de su entorno para corroborar que estaba cursando en la facultad.
Otro momento fue cuando le llevó flores al jardín de infantes donde trabajaba, «pero no era que me llevaba el ramo de flores, iba para chequear que estaba en el jardín, para quedar como un Don Juan. Cuando tenés esa necesidad de demostrar es porque sos realmente otra cosa», señaló.
Fuente C5N