“Me despertó el ruido de la bolsa mortuoria”: el duro relato de un mendocino internado por Covid
Gastón Abrego, de 29 años, contó las dramáticas escenas que le tocó ver en sus semanas en el hospital.
«Empecé el 4 de abril con síntomas leves, como todos». Así comienza el extenso y dramático relató que compartió el mendocino Gastón Abrego de 29 años, en su cuenta de Twitter. Allí describió sus días de lucha contra el coronavirus, internado en el Hospital Central. Muerte, dolor y miedo en el peor momento de la pandemia.
En su posteo publicado este jueves 22 de abril, el joven explicó que todavía sigue internado, aunque su cuadro mejoró considerablemente. Sin embargo, en el arranque todo era temor: «Mi salud fue decayendo. El martes 13 me empezó a faltar el aire y asistí al hospital».
«Fue una suerte haber llegado cuando la ola aún no estaba creciendo. Me atendieron bien y rápidamente me estabilizaron. Nunca pensé que con 29 años esto se iba a complicar tanto. Quedé internado con máscara y una tomografía vio que tenía neumonía».
A pesar del tratamiento, su estado se complicó: «Neumonía bilateral. Mis pulmones ya no respondían. Se los comía el covid. Yo que hace un tiempo podía correr kilómetros sin más. Hoy envejecí 20 años. Pasé mucho en el lapso de estos casi 9 días. Entre ellos no poder dormir por la falta de aire o que la gente se muera a mi lado».
En su relato, Gastón contó las terribles escenas que le tocó presenciar: «Una noche después de dormir una hora sentí mucha movimiento a mi lado. El señor de la cama de al lado de estaba ahogando y las enfermeras lo estaban salvando. Todo fue en vano, dejó de respirar y nunca pudo llegar a terapia. No había lugar y su neumonía avanzó muy rápido».
«La imagen de verlo delicado pero conciente en la tarde no se me va a borrar. Ya en la noche durmió y no se despertó más. No hubo abandono de nadie. A cada rato las enfermeras lo asistieron y los médicos lo visitaron para seguir evaluando su evolución. Fue muy rápido todo».
«De un momento a otro ya lo estaban metiendo en una bolsa negra. Nunca supe cómo se llamaba, nunca sabré quien lo llora».
Mientras tanto, su salud no mejoraba: «El oxígeno seguía funcionando pero cada vez lo necesitaba más. Podía ir a bañarme sin tanto esfuerzo, pero después volvía como del desierto. Una mezcla de transpirado por la falta de aire y bañado».
Luego lo trasladaron a otra sala, donde había otros dos pacientes: «Uno estaba bastante bien y el otro mal». Ese paciente en estado delicado, se agravó cuando llegó la noche.
«Me despertó el ruido de la bolsa mortuoria. Fue lamentable. Fue estar frente a frente con la muerte. El señor, de unos 60 años, en la tarde había estado mandando unos audios, con esfuerzo y la enfermera le dijo que no hable y apague su celular. Él le hizo caso y su celular nunca más se prendió».
«La medicina me seguía mantenimiento vivo pero el ambiente me venía a matar», explicó el joven sobre el trauma que le dejaba la terrible escena.
«Fue difícil no llorar frente a todo ese clima de desesperación y abandonos. No pude mantenerme a salvó de los pensamientos negativos. Incluso cuando me venían a sacar sangre pensaba en ese dolor tan impresionante de la aguja atravesando como para regresar a la batalla».
El fin de la pesadilla, cada vez más cerca
«Cerca del final de mis días en ese hospital, el doctor me avisó que me iban a trasladar. Estaban colapsados y estaba evolucionando. Me sentí aliviado. Me dieron más ganas de salir de ese infierno», contó Gastón que ahora está en un Centro Integrador Comunitario en Beltrán, Mendoza.
«No es un hotel pero tengo paz. El clima ha cambiado y me ayuda un montón. Sé que todo sigue colapsado y no hay mucho ánimo, pero desde que llegué acá empecé a vivir de nuevo».
«Volví a dormir mejor. Ya no hay ruidos de camas moviéndose o gente corriendo. Los médicos entran serenos y me controlan en el día. Estoy bien y mi mente está mejor», describió y explicó qué fue lo que lo motivó a escribir su historia: «Yo solo quería contar mi experiencia».
«Esto para mí no paso aún. No sé cuando acabe pero tengo esperanza», dijo y añadió que este drama «me va a marcar».