Un pequeño estudiante de un pueblo rural de Corrientes, Valentín Tisocco, tiene 8 años y contó que construyó un mástil para izar la bandera todos los días porque extraña la escuela.
“Yo quería sentir cómo era izar la bandera de la escuela pero en mi casa y lo único que le pedí a mi mamá fue que me ayude a poner una bandera en casa, pero estaba muy ocupada. Le pregunté a mi papá y también estaba trabajando así que agarré una pala, hice un pozo, clavé el palo y con ayuda de mi mamá subí a una escalera y la até arriba de todo”, relata con tierna voz Valentín.
Sin ocultar su orgullo, Claudia -mamá del niño- comparte con Infobae cómo fue el momento en que filmó ese video.
“Esta semana estábamos haciendo un trabajito para la Feria de Ciencias y la maestra nos pidió que le saquemos a los nenes fotos con el guardapolvo y Valentín me pidió: ‘¡Mami, sacame foto con la bandera para mandarle a la seño!’… pero lo filmé con la idea de mandarle el video a su querida seño, pero ella se lo pasó a la directora que después lo subió a la página de Facebook de la escuela y ahí se empezó a viralizar de a poco”.
Emocionada al notar la repercusión que alcanzó la idea de su pequeño hijo sostiene que “como mamá me generó mucha emoción la decisión que tomó y el que lo haya hecho solo. Pero también me genera un poco de angustia notar cómo extraña la escuela porque después de que armó la primera banderita, esa que ató a un palo, le pregunté porqué lo hizo y me dijo que era porque así siente que está en la escuela. Es un amor de nene, muy inquieto también y extraña mucho estar con los amigos”.
Respecto a la cuarentena, Claudia cuenta que a todos los niños del grado, en especial a su hijo, “les cuesta entender esto que está pasando”. “Con Valentín hablo mucho porque, al igual que todos los nenes, está cansado del encierro, de no ver a sus amigos, de estar lejos de todo el entorno porque esto implica tener que cuidarnos al punto de no poder ver a nuestras familias. Y eso los nene no siempre lo entienden. Por eso le explico a él que hay que tener paciencia porque, por el momento, no hay otra solución más que cuidarnos y que esto ya pasará. Que sólo es cuestión de esperar”.
En la muchas veces triste espera, el niño habla con sus abuelos por videollamadas y debido a que en la zona no hay casos de Covid-19 positivos desde hace un tiempo pueden verse una vez al mes.
Y las clases virtuales que tiene el menor de sus hijos, Claudia cuenta que todas son por WhatsApp porque por la zona en la que viven “no todos los chicos tienen acceso a internet”.
“La seño manda las actividades por WhatsApp, se las devolvemos por la misma vía y a algunas de ellas las suben al Facebook de la escuela, como pasó con el video de Valentín izando la bandera, para que los demás vean a sus compañeros al menos por esa página”, detalla la mujer.