Murió Pelé, la leyenda del fútbol brasileño y Mundial.

 

Grande entre los grandes, fue tres veces campeón mundial con la Selección de Brasil y bicampeón intercontinental con el Santos. Estaba internado por un cáncer.

Murió Pelé. El planeta lo llora. Y no es para menos. Edson Arantes do Nascimento es uno de los exclusivos integrantes del Olimpo del deporte mundial. Aquel en el que sólo se pueden incluir nombres como Cassius Clay o Michael Phelps, Roger Federer o Usain Bolt. Para algunos, fue el más grande de todos (y no sólo del fútbol, sino de la suma de todos los deportes). Pero si ya de por sí resultaría arriesgado citarlo como “el más grande futbolista” –Maradona, Cruyff y Messi quieren sentarse en la misma mesa- directamente es imposible la otra comparación. A esa altura, la discusión sería interminable.

En cambio, es más grato y accesible repasar la inmensidad de su categoría de jugador, esa que se paseó por las canchas de todo el mundo por más de una década, que hizo del Santos una marca distintiva y que llevó a “su” Brasil a los peldaños más altos. Pasan los años, pasarán… y esa estatura futbolística resulta cada vez más impresionante. Y a la vez, es casi imposible de medir en cuánto a su influencia y dimensión popular.

 

Entre fines de los 50 y la década del 60, que marcaron “su” época, el fútbol y el deporte recién se convertían en una industria mediática, pero sin el impacto económico y comunicacional que tienen en nuestros días. Pelé fue el primer jugador que –entre su calidad natural y sus logros deportivos- se transformó en una personalidad total, global. El personaje, al menos deportivo, más famoso del mundo. Desde allí y por muchos años más, con las puertas abiertas por todos los presidentes, todos los Papas, todos los reyes, todos los magnates. Y también por el pueblo. Por su personalidad, carisma y juego fue un ídolo. Y hasta hoy, el único futbolista en la historia que pudo alzar la Copa del Mundo en tres campeonatos. Nada menos.

Fuente Deportes