El intento de magnicidio ocurrido anoche que tuvo como protagonista a Cristina Fernández de Kirchner dejó al descubierto una serie de fallas relacionadas a la custodia de la Policía Federal que podrían haber derivado en un desenlace fatal para la historia argentina. Las imágenes del joven gatillando el arma a escasos centímetros de la cabeza de la vicepresidenta dan cuenta de una situación extrema que podría haberse evitado.
El ataque perpetrado ayer contra la vicepresidenta da cuenta de una serie de errores cometidos por la custodia policial que debe preservar la integridad física de la mandataria. A pesar de que los últimos días, en medio de la disputa entre el Gobierno de la Ciudad y el Ejecutivo nacional, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández ordenó incrementar la seguridad en las inmediaciones al departamento donde habita Cristina Fernández de Kirchner, algo falló y el desenlace no fue fatal por una cuestión fortuita.
Luego del hecho, autoridades de la fuerza y del ministerio de Seguridad de la Nación dieron a conocer que Cristina Fernández de Kirchner y su familia tienen una custodia policial que creció de manera abrupta luego de asumir como vicepresidenta. En 2019 contaba con un total de 50 custodios y hoy son 100 efectivos de la Policía Federal los encargados de resguardar su seguridad y la de su familia. Los efectivos trabajan bajo la modalidad de 24 horas de trabajo por 48 horas de descanso y los agentes trabajan durante todo el día incluyendo fines de semana respetando tres turnos diarios.
Detalles del operativo de seguridad
Fernando Andre Sabag Montiel, el ciudadano brasileño que cometió el atentado, logró llegar a escasos centímetros de la vicepresidenta con una pistola Bersa evadiendo el operativo de seguridad dispuesto por la Policía Federal. Anoche no existieron los perímetros de seguridad que las custodias conforman para resguardar la integridad física de los mandatarios e incluso una vez cometido el ataque, el protocolo de escape no fue puesto en práctica.
«Al momento de la agresión los custodios deberían arrojarse sobre la vicepresidenta armando un pasillo de escape que les permita salir de la zona de peligro», explicó un comisario retirado que prefirió no dar su nombre agregando que en esos casos se prioriza una salida rápida ante el temor frente a otros atacantes.
Otro aspecto que cuestionan los especialista en seguridad es la falta de trabajo de inteligencia en torno a los riesgos latentes que rodean a los primeros mandatarios del país ya que el agresor contaba con antecedentes por portación de armas y una importante actividad en redes sociales. En ese sentido, además de cuestionar el trabajo realizado por los agentes que dependen políticamente del Ministerio de Seguridad comandado por Aníbal Fernández, se pone en duda la eficacia de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), a cargo de Agustín Rossi.
Fuente: Mendoza On line.