Tiene 10 años y vende tortas para pagarse su operación

Joaquín es el nombre del niño que tiene 10 años y vende torta para pagarse su operación. Un accidente doméstico le provocó quemaduras que lo llevo al borde de la muerte. Ahora quiere cumplir el sueño del local propio y tiene como cliente al plantel de Boca.

En abril de 2019, Joaquin con su familia estaban festejando un cumpleaños .Los mas pequeños se quedaron al lado de las brasas que permanecían activas luego del asado que habían compartido. La madre de ellos les pidió que entraran a la casa y no hubo caso. “Dos veces los mandé adentro”, expreso. Pero lo peor vino después, Joaquín encontró una botella de alcohol, se roció él, roció al hermano y vertió otro poco en la parrilla.

“Tenía a upa -cuenta la madre del niño- a Román, que en ese momento tenía dos meses y, cuando me doy vuelta, lo veo al más grande con el brazo prendido fuego: se tiró al piso, rodó y lo apagó”. Segundos después lo encontró a Joaco, que gritaba debajo de las llamas. Su primera reacción en medio del shock fue llamar al resto de la familia, pero nadie se asomó.

Al cabo de cinco minutos, su mamá abrió la puerta. “Lo empujé adentro e intentamos apagarlo. Le tiramos agua y prendía peor. Entonces, mi papá se levantó de la cama y así como estaba, con la campera, lo abrazó y lo apagó. Se quemó los brazos y las manos, pero logró apagarlo”, le cuenta al diario Clarín.

Joaquín recuerda que ese día lo único que pedía era no morir. “No quiero morir”, repetía. Una vecina llamó a una ambulancia, pero la ambulancia nunca llegó. Después apareció un patrullero, que es el que lo llevó hasta el Hospital de General Rodríguez.

En el hospital le dijeron a los familiares que si querían despedirse, era el momento, porque estaba muy grave y para ellos no iba a salir. Tenía que aguantar toda la noche. Y aguantó. Al otro día lo llevaron al Hospital de Quemados, donde también le dijeron que estaba más en manos de Dios que de ellos, porque no podían hacer nada. Estuvo un mes y medio internado en terapia intensiva hasta que le dieron el alta.

Joaquín esa noche volvió a nacer, se arrepentía de un juego inocente que casi le cuesta la vida. Ahora necesita cuatro expansores que se insertan debajo de la piel y tienen un valor de 500 dólares cada uno. “A medida que crece el cuerpo, la piel crece con él. Va a llegar un momento en el que no pueda mover su cabeza: ahí va a estar listo para operarse.

Cuatro meses atrás, su familia decidió organizar un sorteo para recibir donaciones y empezar a juntar peso por peso para poder solventar la cirugía: un celular, una máquina de cortar el pelo, una planchita y hasta artículos donados eran luego sorteados para la recaudación. Había otro premio y era el mas querido, una torta hecha por Joaco.

Al niño le encanta cocinar, siempre veía a su abuelo hacer bizcochuelos y a los seis años empezó hacerlos él. Desde hace cuatro meses, a partir del sorteo, también aprendí a decorarlos.

Aprendió por YouTube y le dedica a sus tortas entre siete y once horas por día.

“Te amo, nene que hace tortas”, le escriben a menudo. Hasta el plantel de Boca, con Sebastián Villa a la cabeza, lo recibió en el hotel y luego en la Bombonera. “Me habían pedido una torta. Dijeron que era para un cumpleaños y, cuando la fui a llevar, era para los jugadores”, resume. Fue, según describe, uno de los días más felices que vivió. Aunque avisa: “Ahora falta Carlos Tevez”.

Interesados en ayudar a Joaquin

CBU: 0000007900203869652359

ALIAS: NAHUELNUNEZ975.UALA

CUIT: 20386965235