La tierna historia de un mapache y una nutria que se tienen mucho cariño.

Las dos criaturas juegan desde que inicia al día hasta que tienen que regresar a sus corrales.

Teddy es un mapache que destacó desde su llegada al refugio de animales salvajes, Woodside Wildlife Rescue, su comportamiento amigable y dulce hizo que se ganara el corazón de las personas que lo atendían en el lugar. El mamífero recientemente causó revuelo después de hacerse amigo de una nutria.

Ozzie es el animal marino que llegó en las últimas semanas al santuario y se convirtió en el inesperado amigo del mapache. Los rescatistas explicaron que desde el primer momento en que las dos criaturas se conocieron, parecía que ambos que los dos ya se conocían de toda la vida.

Paula Woodside, directora y fundadora de la organización sin fines de lucro, explicó en entrevista para la revista The Dodo que Teddy siempre fue gentil con las personas y los demás animales que residen en el lugar. “Debido a su enfermedad, necesitó de mucha atención médica y de apoyo”, explicó sobre las condiciones en las que llegó el mamífero.

En cuanto el mapache comenzó a mostrar mejoría en su estado de salud, las personas que estaban a cargo de él le dieron mayor libertad dentro de las instalaciones del refugio. El animal comenzó a pasearse entre el gran campo verde del lugar e interactuó con todos los especímenes resguardados.

Entre las diversas especies que hay en Woodside Wildlife Rescue hubo en específico con la que interactuó más cariñoso: la nutria.

“Ozzie nos sorprendió al abalanzarse sobre él (Teddy) mientras caminábamos entre unos arbustos. Una vez que nos dimos cuenta de que todo era diversión y no un ataque, todos nos relajamos y les permitimos desarrollar su amistad de manera orgánica”, explicó la directora del albergue.

Los rescatistas no creyeron lo que estaban viendo, era la primera vez que dos animales de diferentes especies se convertían en amigos desde la fundación del albergue. Woodside compartió que le sorprendió demasiado el primer encuentro.

“Se buscan unos a otros tan pronto como se abren sus recintos por la mañana y pasan todo el día juntos en el patio, en el bosque y en el estanque. Juegan entre ellos todo el día hasta la hora que regresan a sus corrales. Creo que se entienden a la perfección y se preocupan el uno por el otro”, explicó la fundadora del centro.